La puesta en marcha de la elevación de agua potable desalada desde el Depósito de las Majaditas, en las inmediaciones de la TF-1 a la altura de San Isidro, a 313 metros salvando un desnivel de más de 150 metros, permite el transporte de agua desalada producida en la desaladora de Granadilla.

Este nuevo caudal llega a los núcleos urbanos de San Isidro, uno de los barrios que más ha crecido en los últimos años y que por ello necesita el aporte que va a facilitar esta nueva actuación del Consejo. Además, con esta infraestructura se podrá dar cumplida respuesta a las peticiones solicitadas en julio de este año por los ayuntamientos de San Miguel de Abona y Arona para que, por canales de transporte, garantizar el abastecimiento urbano a dichos municipio.

Esta puesta en marcha permite abastecer a los citados núcleos con un caudal diario inicial de 3.000 m3/día pudiendo llegar a 4.800 m3/día, lo que permite la consecución de tres objetivos: garantizar los consumos de abastecimiento urbano, mejorar la calidad del agua suministrada y liberar las aguas de origen subterráneo para otros usos como el agrícola.

Esta actuación forma parte de la estrategia insular para combatir la sequía que viene sufriendo la isla los últimos años y que es una de las grandes preocupaciones no sólo del Cabildo sino también del sector primario. En ella se enmarca la puesta en marcha de tanto la desaladora de Granadilla como la de Fonsalía para abastecer de agua a los núcleos urbanos que estén por debajo de la cota 400.

Se trata de que la isla recibe los efectos del cambio climático que se pueden sintetizar en una disminución de los recursos hídricos naturales disponibles, así como en una acentuación de fenómenos extremos, tanto de sequías como inundaciones y en un aumento de las demandas agrícolas derivadas de la disminución de la precipitación.

La obra ejecutada por el Consejo Insular de Aguas, a través de su medio propio GESTA, ha supuesto una inversión de casi 2 millones de euros y está dentro de esa estrategia de expansión de agua desalada a la mayor parte posible de núcleos urbanos de la isla que viene definida en el Plan Hidrológico Insular que se encuentra ahora en el desarrollo de su Tercer Ciclo y donde se resalta como tema importante la disminución de los recursos hídricos naturales disponibles que tiene como consecuencia directa un aumento de las demandas agrícolas derivadas de la disminución de la precipitación